102.- Neoliberalismo: un poco de historia para entrar en la guerra por la palabra

Vivimos en un mundo dominado por el neoliberalismo, que domina tanto las prácticas como el pensamiento político y económico. En este escenario, comenzado hace unos 40 años, los poderes dominantes siguen con su estrategia de dominación mundial, que redunda en una concentración cada vez mayor de la riqueza, y en paralelo, en un aumento progresivo del deterioro social para la mayoría, y de la pobreza en los casos más extremos. 
 
¿Cómo se fraguó este enorme ataque criminal contra la sociedad? Para comprenderlo, debemos remontarnos en el tiempo, para ver la teoría y la práctica que nos traen a los momentos actuales, donde sin género de duda nos damos cuenta de que la soberanía estatal ha quedado marginada por el poder del capital, y donde las actuaciones de los gobiernos conducen a la defensa de un modelo que se ha introducido en el “sentido común” como necesario, cuando en realidad, no lo es en absoluto. El neoliberalismo es un ataque frontal contra la humanidad, y así quedaba recogido con claridad en la 1ª declaración de La Realidad, de 1996, donde se decía: “durante los últimos años, el poder del dinero ha presentado una nueva máscara encima de su rostro criminal. Por encima de fronteras, sin importar razas o colores, el Poder del dinero humilla dignidades, insulta honestidades y asesina esperanzas. Renombrado como ‘Neoliberalismo’, el crimen histórico de la concentración de privilegios, riquezas e impunidades, democratiza la miseria y la desesperanza. Una NUEVA GUERRA MUNDIAL se libra, pero ahora EN CONTRA DE LA HUMANIDAD ENTERA. Como en todas las guerras mundiales, lo que se busca es un nuevo reparto del mundo. Con el nombre de ‘globalización’ [neoliberal] llaman a esta guerra moderna que asesina y olvida. El nuevo reparto del mundo consiste en concentrar el poder en el poder y miseria en la miseria. (…) Contra la internacional del terror que representa el neoliberalismo, debemos levantar la internacional de la esperanza”.

Coincidiendo plenamente con el diagnóstico zapatista sobre el neoliberalismo, o pensamiento único, o Consenso de Washington, o 4ª guerra mundial… me gustaría desarrollar, a fin de desmitificar verdades absolutas que no lo son en absoluto, qué es el neoliberalismo, cómo se comenzó a implantar, cómo avanza implacable en su cruzada contra la Humanidad… y un buen número de temas conexos. Sé que tema es difícil y que hay muchos planos que abordar, pero no me resigno a que aceptemos sin más cuestiones que podrían ser de otra manera, porque es necesario, ahora más que nunca, en estos tiempos difíciles que nos ha tocado vivir, en los que la subordinación de la política y la sociedad a la “economía” quedan patentes para tod@ aquel que se despoje de sus anteojeras ideológicas. 

A finales de 2008, Ignacio Ramonet podía escribir: “menos mal que el crack de septiembre y octubre de 2008 ha puesto fin a esta era neoliberal del capitalismo financiero. Aunque este desastre bursátil y bancario está teniendo ya dramáticas consecuencias sociales, ofrece por fin a las sociedades la ocasión de refundar la economía sobre bases más justas, más sociales, más igualitarias y más democráticas” [I. Ramonet, “Una historia de la regresión neoliberal (1971-2008), en Le Monde Diplomatique, El punto de vista, nº 5, Crisis del siglo. Soluciones para refundar la economía, p. 29.], si bien es evidente que pecaba de optimismo. Coincidía en el tiempo aproximadamente con la propuesta de Sarko y otros de la necesidad de refundar el capitalismo, que, como hemos podido ver (y sufrir) ha quedado en agua de borrajas. Una vez más, el shock ha fortalecido al capitalismo financiero [recomiendo la lectura de La doctrina del shock de Naomi Klein para comprender muchas cosas. Ahí se explica ese concepto del shock]. 

No voy a repetir aquí lo que ya he escrito en otros lugares, aunque sí podría convenir recordar algunas cosas. Cuando el presidente de Estados Unidos R. Nixon cancelaba en 1971 la convertibilidad del dólar en oro, patrón que había regido desde Bretton Woods, hacía acto de aparición el capitalismo neoliberal al dejar total libertad de maniobra monetaria a Estados Unidos, al mismo tiempo que dejaba el camino libre a la desregulación financiera. No mucho después se abría camino la globalización neoliberal (último escalón de la globalización comenzada en el siglo XVI con la conquista europea del mundo y la creación del sistema-mundo donde unos quedaban desde el principio en posiciones de “centro” y otros condenados a la “periferia” [siendo preciso, el modelo centro-periferia es relacional, pero no voy a abordar ahora cuestiones teóricas. Si alguien quiere saber más,  puede leer a I. Wallerstein]. 

Al hilo, los teóricos de la Escuela de Chicago, marginados hasta entonces por el peso del keynesianismo triunfante tras haber permitido sus recetas la época de crecimiento económico más grande de la historia, van logrando el poder (académico, y luego “real”), con un primer escalón en la aplicación de sus recetas con el dictador Pinochet en Chile  [se puede ver  todo lo relativo a  las bases económicas  neoliberales aplicadas en Chile en un libro de Sergio de Castro que se llamó  El Ladrillo], y luego, en un contexto de mayor dificultad, dado que en sistemas políticos democrático es más difícil la aplicación de medidas de este estilo, en el Reino Unido de Thatcher (1979) y en los Estados Unidos de Reagan (1980)… y de ahí al resto de dictaduras del cono sur, a otros países de Europa… hasta el mundo (donde sólo resisten a día de hoy algunas “aldeas galas”, que hacen frente hoy y siempre al invasor, y que, por fortuna, van generando opciones en otros lugares poco a poco). El gurú de la secta de Chicago era M. Friedman, que llegó a ser premio nobel de economía (supongo que por razones parecidas a las que llevaron a Kissinger al nobel de la paz), jugando también un papel destacado un entonces oscuro personaje llamado Paul Volcker, que en julio de 1979 asumía el mando de la Reserva Federal estadounidense, ejecutando en pocos meses una drástica transformación de la política monetaria, siguiendo las ideas monetaristas de los friedmanitas o Chicago boys.

Para tratar de explicar en pocas palabras, donde va triunfando, sus paladines (académicos, políticos, económicos…) imponen la peor cara del conservadurismo más reaccionario unido al neoliberalismo más brutal en lo económico. Las crisis del petróleo agravan la situación mundial (según las tesis de Naomi Klein son el shock que permite en pleno trauma la aplicación de las “recetas”) y se aprovecha para comenzar a romper todos los logros del Estado del bienestar. ¿Es casualidad que la intervención en el Chile de Allende coincida con la 1ª crisis del petróleo (1973), y que sea aquí donde se plantee la desregulación total de la economía –en El Ladrillo Sergio de Castro decía que todas las “recetas” debían aplicarse en conjunto, porque si no serían contraproducentes- bajo una dictadura apabullante que elimina cualquier posibilidad de contestación; y que la subida al poder de Thatcher coincida con el inicio de la 2ª crisis del petróleo (1979), Reagan en 1980 (cuando tocaban las elecciones)…?
El malestar creado necesitará a veces de otros shocks, que para Gran Bretaña, con Thatcher hundida por su guerra contra los sindicatos (sobre todo el del poderoso sector minero) será la guerra de las Malvinas, que da posibilidad a Thatcher de machacar la huelga minera, aplastar las reivindicaciones sociales, y además optar a una reelección que hubiera perdido de no ser por la guerra ¿”Invaden” Malvinas los argentinos bajo la presión del capital internacional para lograr los objetivos del “sistema”? Galtieri borracho llamando a los jóvenes argentinos (a los pobres, claro) a “defender la patria” es muestra de un patetismo que rebasa la observación racional. Thatcher sale reelegida, y la dictadura argentina logra la cohesión interna frente al enemigo exterior (algo antes se había dado un primer paso cuando su selección ganaba sospechosamente el mundial de fútbol celebrado en el país en 1978), generando al mismo tiempo que el “enemigo interior” pueda ser aplastado incluso con mayor impunidad dada su “oposición” a una guerra que en nada favorecía a las clases bajas, que no obtuvieron más que los ataúdes de sus hijos. Blanco y en botella…

Durante la década de los 80, junto a la desreglamentación y desregulación de la economía (en palabras fáciles: el mercado es infalible, y todo se arregla en él si no hay intervención estatal; ergo, eliminemos la actuación del Estado en la economía, una vez, claro está, que haya creado los mercados allí donde no los haya, educación por ejemplo), comienza a darse una política brutal de privatizaciones, que se llevarán a cabo por gobiernos de todo tipo, al margen de la “etiqueta” que utilizasen para ser elegidos. Así, el PSOE de F. González tuvo el “honor” de iniciar el proceso en España, siguiendo en la profundización en la herida abierta    J.M. Aznar.

Para hacerlo ganarán también la batalla del lenguaje. P. Bourdieu decía: “el discurso neoliberal no es un discurso como los otros. A la manera del discurso psiquiátrico en el sanatorio, es un ‘discurso fuerte’, tan fuerte y tan difícil de combatir porque dispone de todas las fuerzas de un mundo que él contribuye a hacer tal y como es, sobre todo orientando las opciones económicas de los que dominan las relaciones económicas y sumando así su propia fuerza, propiamente simbólica, a esas relaciones de fuerza. En nombre de ese programa científico de conocimiento, convertido en programa político de acción, se lleva a cabo un inmenso trabajo político que trata de crear las condiciones de realización y de funcionamiento de la ‘teoría’: un programa de destrucción metódica de todos los colectivos”. Con la guerra de la palabra ganada, se llega durante los 80 al Pensamiento único, o Consenso de Washington, o 4ª guerra mundial, en lenguaje zapatista, elaborado entre las principales firmas internacionales, los bancos de Wall Street, la Reserva Federal de Estados Unidos y los organismos financieros internacionales (FMI y BM). Consiste en “una doctrina hecha de disciplina presupuestaria, reforma fiscal a favor de los ricos, reducción del gasto público y del número de funcionarios, liberalización de los intercambios comerciales y de los mercados financieros, libertad total para las Bolsas, supresión del control de cambios, multiplicación de las privatizaciones, reducción del sector público. Propuesto como solución universal a todos los problemas económicos, este ‘pensamiento único’ va a extenderse por el mundo entero” (Ramonet, op. cit.). Fijaos que Ramonet mira hacia atrás desde 2008. Obviamente el neoliberalismo no ha parado, y lo que faltaba para completar el programa en países como España se está realizando ahora. Si en los 90 FMI y BM pueden imponer las “medidas de ajuste estructural” a países de Asia oriental, en Latinoamérica… (por cierto, con los resultados que tiene por ejemplo en la crisis de los dragones asiáticos o en el corralito argentino, o en México…) ¿Es casualidad que el FMI haya “incitado” a los ajustes en nuestro país justo ahora, cuando la crisis plantea la oportunidad para imponer la doctrina allí donde todavía no se había impuesto del todo? Que los PIGS (cerdos en inglés, y que corresponden a las siglas de Portugal, Italy, Greece, Spain…) han sido los objetivos primeros es evidente, quizá por ser los eslabones más débiles en la UE.

La pregunta es: ¿por qué el mundo ha dejado que el FMI juegue un papel a la manera de un ministerio de economía a nivel mundial, pero sin ninguna responsabilidad sobre el bienestar de ningún ciudadano (es una organización de Estados), sino sólo con la de abrir los mercados nacionales a la inversión (y conquista) de los países más poderosos, empresas transnacionales, capital financiero internacional…? FMI, BM y OMC se convertirán en el ombligo de la globalización neoliberal, jugando el papel de “supremos decisores” de lo conveniente para cada país en cada momento, con un argumento poderoso: controlan los créditos. Los planes de ajuste que imponen, por su parte, suponen la degradación de lo social y la miseria de la mayoría a costa del beneficio de los pocos que controlan la economía mundial. Y las instituciones como la UE, a su vez, imponen a sus estados miembros estas mismas políticas económicas (no está demás recordar el “Bruselas impone…” que largan nuestros políticos cada vez que tienen que tomar medidas que saben impopulares, además de injustas). 

El modo de actuación viene marcado por los “planes de ajuste estructural”. Quizá debería entrar a explicarlos, pero estoy cansado, así que lo dejo. Os remito a la magnífica película Memoria del Saqueo, de Pino Solanas, donde aparece perfectamente reflejado. Espero no haberos aburrido demasiado.

Y si alguien quiere saber más, leed la Breve Historia del Neoliberalismo de David Harvey, publicado por Akal en Cuestiones de Antagonismo. Es un libro fantástico, y, pese a su tamaño, no es demasiado difícil de leer.

Tenemos mucho por lo que luchar, en la palabra y en las calles. A por ellos…

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5 respuestas a 102.- Neoliberalismo: un poco de historia para entrar en la guerra por la palabra

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  3. Asombra el número de personas que ven el neoliberalismo como un peligro, como algo malo, y sin embargo la población apoya las posiciones neoliberales (al menos en los últimos años). Ojalá cambie de opinión, lo que será posible si los socialistas (de todo tipo) proponen soluciones, ya que ahora están con un despiste monumental. Un saludo.

  4. Creo que con respecto al neoliberalismo en el mundo hoy hay que hacer una salvedad. Una cosa es lo que pasa en Europa con un panorama político dominado por los conservadores, y aún con gobiernos «socialistas» que cada vez se parecen a partidos conservadores; y una América latina con gobiernos que reniegan del neoliberalismo de los 80 y 90 y encaran la dificil tarea de proponer un proyecto distinto: Argentina, Brasil, Ecuador, Uruguay, Venezuela.

  5. Iñaki dijo:

    Las teorías del economista Milton Friedman y su monetarismo son las imperantes en el mundo actual. Lo cierto es que el neoliberalismo es un sistema que únicamente busca el crecimiento económico sin escrúpulos, trayendo consigo enormes consecuencias sociales. Encima, como todos podemos observar, las políticas neoliberales nos están llevando a un abismo, a un precipicio, al que todos denominamos CRISIS.
    Sin ninguna duda es necesario un cambio de sistema. Es necesario un sistema mucho más solidario y menos egoísta, un sistema que tenga en cuenta al pueblo, y ayude al pueblo. ¿Y donde vamos a encontrar eso mejor que en el Keynesianismo? Durante la denominada por Eric Hobsbawn como edad de oro (1945-1973) el mundo occidental vivió un crecimiento sin precedentes, mejorando tanto económicamente como socialmente.
    En mi humilde opinión, dejar atrás a Fredman y volver a Keynes es la clave para solucionar este enrevesado problema.

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